¿Cómo evitar la pérdida de datos en los ordenadores ante un corte de fluido eléctrico?
Todos los que llevamos muchos años trabajando con ordenadores hemos sufrido en alguna ocasión la pérdida de datos al producirse un apagón eléctrico en nuestro equipo. Incluso alguna vez el problema ha derivado en algo traumático, como en 1990 cuando pasé una noche entera haciendo un trabajo que tenía que presentar al día siguiente y justo al terminarlo e ir a guardarlo en el disco duro, se cortó la luz y perdí todo el trabajo de 8 horas. Una cosa es segura, si te ha pasado una vez tomas medidas para que no te pase nunca más. Es como las protecciones contra el rayo. No sabes que las necesitas hasta que un rayo cae en tus instalaciones y daña tus aparatos electrónicos. Desde ese momento ya no concibes dejar tus equipos expuestos a los imprevistos por ahorrar un poco de dinero. Un SAI o sistema de alimentación ininterrumpida es el complemento perfecto a un grupo electrógeno si lo que queremos es no dejar de funcionar sea cual sea la avería o corte eléctrico que afecte a nuestra red.
Tipos de SAI y cómo elegir el adecuado:
Para poder entender por qué hay diferentes tipos de SAIs debemos analizar primero los fallos más comunes en el suministro de energía eléctrica, ya que según sea el fallo del que nos queramos proteger deberemos elegir un tipo de SAI u otro.
En general, el papel de un SAI es proporcionar potencia eléctrica ante un fallo de suministro, en un intervalo de tiempo “corto” (si es un fallo en el suministro de la red, hasta que comiencen a funcionar los sistemas aislados de emergencia o grupos electrógenos). Los equipos informáticos pueden perder toda la información que tuvieran en la memoria caché, no guardada en el disco duro, en solo unos segundos de corte de fluido eléctrico. Muchos SAIS son capaces de corregir otros fallos de suministro, además del corte total. Veamos los tipos de fallos:
- Corte de energía con pérdida total de la tensión de entrada.
- Suministro de energía con sobretensión (cuando la tensión supera el 10% del valor nominal).
- Suministro de energía con caída de tensión (cuando la tensión recibida es inferior al 85% de la nominal.
- Picos de tensión. Subidas o bajas muy fuertes y muy cortas.
- Ruido eléctrico o electromagnético. Perturbaciones en la corriente que afectan a su calidad.
- Inestabilidad en la frecuencia.
- Distorsión armónica, cuando la onda sinusoidal pierde dicha forma.
Existen 3 tipos de SAI y cada uno ellos alcanza a corregir más tipos de fallos. Vayamos de menor a mayor capacidad de protección:
1.- SAIs offline: protege frente a los siguientes fallos:
- Fallo de alimentación
- Caídas de tensión.
- Sobretensiones prolongadas
- Picos de corriente, sobretensiones y subtensiones
2.- SAIs line interactive: además de todos los fallos anteriores protege contra infratensiones o sobretensiones prolongadas.
3.- SAIs online: que además de todo lo anterior protegen contra distorsiones en la onda de la línea, variaciones en las frecuencias, microcortes y distorsiones armónicas.
En definitiva, la elección de un SAI u otro dependerá de la importancia de los datos que estemos protegiendo. Contra mayor sea el valor de estos datos o de los sistemas informáticos más recursos deberemos dedicar a protegerlos. No es lo mismo perder los últimos cambios de un trabajo de ciencias, que paralizar el sistema de cobro en la línea de cajas de un gran supermercado.
El otro aspecto a tener en cuenta a la hora de seleccionar el SAI que más se adapta a nuestras necesidades hace referencia al tiempo que nos proporcionará energía. En el caso de equipos pequeños y poco importantes solo requeriremos del SAI la energía suficiente que nos dé tiempo a guardar los cambios y apagar de forma controlada el sistema informático, dejándolo en reposo hasta que vuelva la corriente.
Sin embargo cuando disponemos de un grupo electrógeno que entrará en funcionamiento ante un corte en el suministro de la red, el SAI nos debe servir para proporcionarnos energía durante varios minutos hasta que el grupo esté operando a pleno rendimiento y establemente en sustitución de la línea eléctrica. En ese caso el número de equipos a alimentar determinará el tamaño de las baterías y ambas cosas derivarán en un tiempo de aguante determinado (2 minutos, 10 minutos, 50 minutos, etc.).
El valor añadido de un SAI:
El valor añadido de un SAI es proporcional al valor de los datos que protege. Hoy en día es impensable en cualquier trabajo prescindir de los ordenadores. Nos hemos acostumbrado tanto a ellos y los hemos incorporado en nuestro día a día hasta tal punto que no se nos pasa por la cabeza funcionar sin ellos, ni siquiera unas horas. La continuidad del sistema informático nos resulta totalmente imprescindible y ya no se contempla en ningún caso hacer una instalación sin proteger nuestros equipos ante la eventualidad de un fallo de suministro eléctrico.
En instalaciones de vital importancia, en las que se decide recurrir a un grupo electrógeno, añadir un SAI suele ser muy habitual, ya que asegurar la continuidad del servicio eléctrico implica también asegurar la continuidad de los servicios informáticos, y en el intervalo de tiempo que transcurre desde que se detecta el corte de suministro hasta que arranca el grupo electrógeno, pueden pasar varios minutos. Y para los delicados equipos informáticos es de vital importancia que esos minutos queden cubiertos con las baterías de un SAI adecuadamente dimensionado a las cargas que tenga que cubrir.
Por tanto podríamos decir que en la filosofía de continuidad del servicio 24/7 (veinticuatro horas al día 7 días a la semana) la pareja perfecta son un buen grupo electrógeno y un buen SAI, ambos dimensionados en su justa medida respecto de las cargas a proteger y alimentar. Y para ello, como en tantas otras cosas, lo mejor es recurrir desde el principio a un grupo de profesionales que nos ayuden y nos guíen en todo el proceso de selección, instalación y puesta en marcha.
Javier Nogués
Cofundador y socio de Powerworks Grupos Electrógenos